Parque de Can Mulà

Can Mulà ofrece grandes espacios para juegos, adaptados a todas las edades, y de esparcimiento. Por su situación en el centro de la ciudad, muy cercana al Ayuntamiento, tiene muy buena comunicación y está rodeado de comercios y servicios. Se trata de un espacio consolidado y muy conocido porque durante muchos años ha sido la única zona verde de dimensiones considerables en el centro urbano y, por tanto, sometida a un uso muy intenso.

Antiguamente, los terrenos del parque eran la huerta y el jardín de la masía de Can Mulà, construida en 1911 como residencia de la familia Ros, propietarios de la fábrica textil del mismo nombre, ya desaparecida. El Ayuntamiento los adecuó como espacio público en 1982 y conservó los importantes elementos vegetales y masas arbóreas. Así, podemos ver la alineación de tilos que acompaña el camino de acceso a la masía y algunos ejemplares de olmos que han sobrevivido a la grafiosis que durante los años 90 les afectó gravemente. También encontramos remarcables ejemplares de otros árboles de gran altura.

Durante los últimos años, se han sustituido los árboles más envejecidos y enfermos del parque de forma gradual con la plantación de diversas especies de gran valor estético y de gran desarrollo, que se han adaptado al nuevo entorno de forma perfecta. El parque mantiene así uno de los aspectos más importantes de su imagen como gran masa arbórea continua y compacta, capaz de asumir multitud de usos y actividades en el centro de la ciudad.

Can Mulà tiene dos partes diferenciadas separadas por el camino de acceso a la Biblioteca. Una parte está formada por un gran espacio con zonas de estancia y juegos infantiles, debajo de una importante masa de árboles. La otra parte contiene varios elementos arquitectónicos y servicios del parque, con caminos que transcurren entre parterres de césped, árboles y grupos de arbustos.

Desde su inauguración, el parque ha sido objeto de diversas remodelaciones y obras de mejora para adaptarlo a las cambiantes necesidades de cada momento. La última en el año 2009 dirigida por los Servicios Técnicos Municipales con la colaboración del equipo Rosselló-Sangenís, consistió en la sustitución de la antigua valla, por una nueva de acero cortén. La nueva valla, moderna y funcional, ofrece la transparencia suficiente para integrar el parque en la estructura urbana y juega con tres módulos diferentes: transparente, troquelada y opaca que se van combinando para jugar a enseñar y esconder la realidad de cada sitio. La valla se inspira en las formas de la naturaleza por lo que las imágenes que ofrece y sus sombras simulan tallos y ramas enlazadas. También se pavimentaron con losas diferentes espacios del parque, creando una red de caminos interiores que une los principales recorridos y mejora los accesos al parque, e integra el monumento a las víctimas de los bombardeos de la guerra civil, en la nueva entrada por Quatre Cantons .

En el parque, dentro del jardín literario se encuentra actualmente el menhir de Mollet, un monumento megalítico de más de tres mil años de antigüedad. También podemos encontrar en el parque la escultura que recuerda la designación de Mollet como ciudad heredera de la sardana y el roble del Milenario, un ejemplar plantado en noviembre de 1993 para conmemorar los mil años de la ciudad.

En el centro de la ciudad, forma un triángulo delimitado por las avenidas de Rafael Casanova y de Burgos y la calle Alsina.

Verano, de 7.30 a 22 h. Invierno, de 8.30 a 21 h

18.840 m²

Inaugurado en 1982. Incluido como espacio protegido en el Plan de Ordenación Urbana.