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Historia de Mollet

Los cimientos.

Los cimientos

El municipio de Mollet del Vallès ocupa un pequeño pedazo del sector central de la llanura vallesana. Un territorio amable, suavemente ondulado, donde el torrente Caganell atraviesa, de extremo a extremo, el municipio hasta la confluencia con el río Besòs. A ambos lados del torrente, encontramos dos largas cumbreras de relieve afable y nombre sugestivo —los Bandolers y Sant Valerià— y en la confluencia con el Besòs, una llanura rica en agua, se sitúa un municipio medio urbano medio agrícola, donde la ciudad compacta y moderna de Mollet contrasta con la tradición y la innovación de los cultivos de Gallecs.

Del siglo X al XIV.

Del siglo X al XIV

Las primeras referencias documentales de Gallecs y Mollet son, respectivamente, del año 904 y 993. Esta última fecha documentada fue la base para poder celebrar el milenario de la ciudad en 1993. en el año 982 en que ya se menciona a Mollet.

Del siglo XV al XVIII.

Del siglo XV al XVIII

Desde el final de la edad media hasta buena parte entrada la edad moderna, el consejo municipal se reunía bajo los robles de Manent, y, en caso de lluvia, en Can Ros (a medio camino de las tres vil de la alcaldía: Mollet, Parets y Gallegos).

El siglo XIX.

El siglo XIX

Los inicios de la industrialización en Mollet tienen en el sector textil un claro protagonista. A mediados del siglo XIX había 1.400 habitantes y aunque en 1848 ya existía una fábrica de algodón, es un pueblo básicamente agrícola que cultiva, por este orden, trigo, cáñamo, legumbres, maíz y vino (la crisis de la hilo ·loxera llega a Mollet en 1886 y en 1898 ya ha destruido casi totalmente el viñedo).

El siglo XX.

El siglo XX

Mollet estrena siglo con sus industrias más emblemáticas en funcionamiento, a las que se añadirá, en 1913, una segunda gran sedería, Can Mulà, esta vez como iniciativa del prohombre molletano Frederic Ros i Sallent. Por primera vez, en la década de 1910, las rentas industriales superan a las agrarias; hace falta más mano de obra y la población experimenta un importante crecimiento demográfico y urbanístico. También, por vez primera, se planifica la ciudad a nivel urbanístico y de servicios.

El siglo XXI.

El siglo XXI

El nuevo milenio continúa su transformación hacia la ciudad moderna que es hoy Mollet. Desde los primeros años, se ponen en funcionamiento equipamientos primordiales, como el Complejo Deportivo Ca n'Arimon, en septiembre de 2000, seguido del parque de los Colores, de Enric Miralles, en 2001. En 2002 se pone en funcionamiento la nueva Casa de la Villa, que tiene en su fachada suroeste un emblemático y póstumo mural del poeta Joan Brossa.