El siglo XX Mollet estrena siglo con sus industrias más emblemáticas en funcionamiento, a las que se añadirá, en 1913, una segunda gran sedería, Can Mulà, esta vez como iniciativa del prohombre molletano Frederic Ros i Sallent. Por primera vez, en la década de 1910, las rentas industriales superan a las agrarias; hace falta más mano de obra y la población experimenta un importante crecimiento demográfico y urbanístico. También, por vez primera, se planifica la ciudad a nivel urbanístico y de servicios. https://www.molletvalles.cat/@@site-logo/logo-mollet-del-valles-blanc.svg

El siglo XX

Mollet estrena siglo con sus industrias más emblemáticas en funcionamiento, a las que se añadirá, en 1913, una segunda gran sedería, Can Mulà, esta vez como iniciativa del prohombre molletano Frederic Ros i Sallent. Por primera vez, en la década de 1910, las rentas industriales superan a las agrarias; hace falta más mano de obra y la población experimenta un importante crecimiento demográfico y urbanístico. También, por vez primera, se planifica la ciudad a nivel urbanístico y de servicios.

La mayoría de los trabajadores de la industria compartían su actividad laboral con trabajos agrícolas y no todos los campesinos eran propietarios de las tierras que cultivaban; algunos lo hacían a cambio de una parte de la cosecha. En 1922 Feliu Tura y Pere Bonvilà promueven la creación de la Unión de Rabassaires, para defender el campesinado.

La gente organiza la asistencia con la creación de hermandades cuyo objetivo era la ayuda moral y material en caso de enfermedad. Algunas se habían fundado ya en el siglo XIX y se acabaron fusionando en 1933 en la Sociedad de Socorros Mutuos de Mollet. Han quedado en la memoria colectiva médicos como los doctores Duran, Tiffon, Puigcercós, Rosés o Vilaseca.

La población obrera molletana tuvo un considerable protagonismo social y político en los años de la Segunda República y la Guerra Civil. En abril de 1931 ganan las candidaturas republicanas y se constituye el nuevo consistorio con Feliu Tura como alcalde. En octubre de 1934, Mollet participa en la huelga general contra la derechización del gobierno del Estado; el desenlace general es la suspensión del Estatut y el encarcelamiento del Govern. Feliu Tura, algunos concejales de ERC y miembros de la CNT de Mollet pasan por prisión. A partir de entonces, antiguos concejales de la época de la dictadura y algunos suplentes de las listas ligueras se hacen cargo del Ayuntamiento.

En las elecciones de febrero de 1936, gana de nuevo la izquierda, pero el 18 de julio los militares españoles se alzan contra la República y se inicia la Guerra Civil. Se crea un Comité de Milicias Antifascistas que agrupa a todos los partidos y sindicatos del Frente de Izquierdas y en octubre se constituye el Ayuntamiento con representantes de la Unión de Rabassaires, ERC, CNT, PSUC y POUM.

Se forman comités obreros en las grandes industrias; se colectivizan los oficios menestrales y la tierra, así como el teatro, el cine, las barberías y los hornos. Se crea una oficina de vivienda, las parejas molletanas hacen uso del derecho de matrimonio civil, se favorece una enseñanza moderna y en catalán, se crea empleo en obras públicas... Durante la guerra, Mollet sufre la carencia de alimentos, la llegada de refugiados y los bombardeos, el primero, el 8 de enero de 1938, en los Quatre Cantons, que mata a 16 personas y hiere a muchas más; el segundo, el del 25 de enero de 1939, cuando aviones italianos bombardean Berenguer III y la riera Seca: matan a 8 personas y hieren más. Dos días después, las tropas franquistas entran en Mollet y nombran alcalde al industrial Simeó Rabasa.

Con la implantación del nuevo régimen, cambia el marco político y social. Un centenar de soldados molletanos habían muerto en la frente y otro centenar de personas se exilia; cerca de 120 personas pasan por prisiones y campos de concentración de España, otras cinco mueren en el campo de concentración de Mathausen y el resultado de los juicios sumarísimos es de cuatro condenas a muerte, donde destaca el alcalde Josep Fortuny, que había sustituido a Feliu Tura al frente de la alcaldía.

La penuria económica, la represión y la carencia de libertades dominan el panorama. Una de las primeras labores del nuevo Ayuntamiento es la depuración de los funcionarios municipales. La documentación pasa a ser escrita en castellano, se prohíbe el uso público del catalán, incorporando el lenguaje y la simbología del nuevo régimen. El consistorio franquista comienza dos grandes obras: la cobertura del torrente Caganell, un foco de infecciones, que ya había planteado el Ayuntamiento republicano, y la construcción de la iglesia derruida, por lo que obligan a contribuciones económicas o en especies a todas familias. La nueva iglesia se inaugura el 14 de abril de 1941.

En 1950 comienza un período de fuerte crecimiento demográfico, que será extremo entre 1965 y 1975, como resultado de un importante flujo migratorio procedente de diferentes zonas de España, sobre todo Andalucía, Extremadura, Aragón y Galicia. De repente, en 1976, este flujo migratorio se detiene pero el número de habitantes todavía va a crecer mucho, debido a la elevada natalidad de los jóvenes recién llegados.

Durante las primeras décadas de la dictadura, los molletanos y las molletanas aprovechan los pequeños espacios de libertad, como el del Centro Parroquial, para hacer teatro, cine, boletines... A partir de 1964 se inaugura el Casal Cultural, promovido por Simeó Rabasa, con casal de ancianos y biblioteca, que durante los años posteriores se convierte en un foco de actividades culturales y reivindicativas.

En los años sesenta, las fértiles llanuras del Tenes y el Besòs se transforman en polígonos industriales (Can Magarola, Can Magre y Can Prat). La crisis del textil provoca la diversificación de la industria, que se amplía, sobre todo, a los sectores metalúrgico y químico. A principios de los años setenta, el gobierno del Estado plantea la expropiación de Gallecs, para realizar una gran ciudad. Se expropian los terrenos pero, por suerte, la ciudad no se lleva a cabo. Por lo que respecta a la enseñanza, para atender a la fuerte demanda de escolarización, se crean nuevos centros escolares públicos y privados.

La dictadura de Franco seguía, pero cada vez tenía más oposición. En el Centro y en el Casal, la juventud se organiza para hacer teatro, cine-fórum, recitales... La primera manifestación de esta época en Mollet es para pedir agua.

En 1975 Franco muere y Adolfo Suárez, un hombre surgido del régimen, se encarga de sacar adelante la transición. El 15 de junio de 1977 están las primeras elecciones democráticas, que gana la UCD, el partido de Suárez. Entre 1975 y 1979, la efervescencia se extiende al entorno educativo, sindical, vecinal... Se lucha por el primer instituto de enseñanza secundaria y se avanza hacia la mejora de la calidad; Raimon y Lluís Llach hacen recitales de canción, se hace la primera Semana de Cultura Catalana, pasa la Marcha por la Libertad...

La lista del PSUC, encabezada por Anna Bosch, gana las primeras elecciones municipales en 1979, a quien sigue en la alcaldía Carme Coll, del mismo partido en 1983. Estos primeros años, se aprueba el Plan General de Urbanismo, que permite planificar el futuro de la ciudad, se detiene el proyecto de la macrociudad en Gallecs, se recuperan tradiciones y fiestas, se avanza en la renovación pedagógica y la implantación del catalán en la escuela y las clases de adultos hasta que en los años ochenta se completa la red de centros escolares públicos.

En 1987 Montserrat Tura, del PSC, es elegida alcaldesa, cargo que desempeña hasta 2003. A principios de los años noventa se inaugura la Biblioteca de Can Mulà, las pistas de atletismo y la Escuela Municipal de Música, hoy Escuela Municipal de Música y Danza. La ciudad ha superado ya los 40.000 habitantes. En 1992 Mollet es la subsede de tiro de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, en las modalidades de tiro de precisión, en unas instalaciones que pertenecen al Instituto de Seguridad Pública, y el tiro en el plato, junto a las anteriores , que está gestionado por la Federación Catalana de Tiro Olímpico.

En 1993 se conmemora el Milenario de la ciudad, en 1994 nace el Centro de Estudios Molletanos, en 1995 salen por primera vez a la Fiesta Mayor las Colles de Morats y Torrats. En 1999 el Museo Abelló abre sus puertas; hoy es un equipamiento molletano de referencia en la dinamización de las artes y la cultura en la ciudad y un miembro destacado de la Red de Museos de Arte de Cataluña.

La construcción de la variante de la N-152 en 1990 facilita la transformación física de buena parte de Mollet. Las actuaciones urbanísticas de la Isla de Can Mulà y Can Fàbregas son ejemplos de densidad y mezcla de usos. En la Isla de Can Mulà se pone en marcha a principios de 1996 el nuevo Mercado Municipal un edificio moderno de 3.000 m 2 con 86 puestos, tiendas y un supermercado.

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