Biodiversidad
La Biodiversidad es la variedad de vida en un lugar concreto y es un patrimonio de todos los ciudadanos que lo habitan. En las ciudades la podemos encontrar tanto en los espacios verdes como en los elementos construidos, tanto en edificios, calles o construcciones de todo tipo, como en jardines, rieras o solares desocupados.
Muy a menudo nuestro día a día no nos permite captar la cantidad de vida diversa que existe a nuestro alrededor y no nos damos cuenta de cómo pequeñas plantas o musgos colonizan pequeños espacios de los edificios y miles de insectos, anfibios, pájaros y algunos pequeños mamíferos conviven en nuestros parques y jardines con todos nosotros y la vegetación que les ocupa.
Para establecer una buena estrategia de biodiversidad en la ciudad, es importante que el planeamiento contemple una buena dotación y distribución de los espacios verdes urbanos. El hecho de que los parques y jardines configuren un auténtico sistema de verde urbano conectado entre sí y con el espacio natural que rodea la ciudad, es la principal base que forma la infraestructura ecológica que apoya la vida.
En efecto, la fauna y la flora de la ciudad proporcionan grandes beneficios a sus habitantes y es el deber de todos cuidarlos y protegerlos ya que se encuentran en un medio donde a menudo las condiciones no son las más idóneas para su supervivencia y están sometidos a una fuerte presión e impactos, derivados a menudo de la propia dinámica urbana y en ocasiones de las malas prácticas de algunos ciudadanos.
Los vegetales, musgos y animales que viven en los espacios verdes de la ciudad, forman todos juntos un ecosistema en equilibrio que nos aporta múltiples beneficios y que debemos ayudar a mantener. Por eso acciones como liberar fauna exótica como tortugas, peces o pájaros en los parques no es una buena idea, puesto que desequilibra este ecosistema.
Cada vez hay más evidencias que el contacto diario con la naturaleza y la facilidad de acceso al medio natural, tiene una relación directa con la salud y el bienestar de los ciudadanos.
La vegetación y especialmente los árboles de las calles y plazas absorben el polvo, las partículas contaminantes, reducen el ruido, regulan el nivel de humedad y la temperatura de las calles, además de acoger a muchos pequeños animales. Los pájaros e insectos que viven allí, nos ayudan a mantener las plagas y todo ello forma un conjunto que debemos saber gestionar correctamente y respetar entre todos para garantizar la transmisión de este patrimonio a las generaciones futuras.